El Feminismo y La Biblia

Parte 2

Debo confesarles, que no me considero feminista, ni tampoco machista, y me resulta irrelevante discutir del tema, de hecho, en las escrituras, tampoco se presenta el asunto, como una disyuntiva. Desde el punto de vista bíblico resulta un sin sentido.

El mandato para el cristiano es: “…ama a tu prójimo como a ti mismo…”, sin diferenciación de géneros ni nada por el estilo.

La Biblia nos relata que Dios creo el reino animal, entre ellos al ser humano.

Macho y hembra los creó, cada uno con sus características físicas particulares, diferenciados genética y hormonalmente con el fin de multiplicarse.

En ningún lugar de las escrituras se mencionan que el hombre fuera superior a la mujer, ni que hubiera diferencias cognitivas de ningún tipo entre ellos, muy por el contrario, podemos comprobar la existencia de grandes líderes mujeres utilizadas por Dios mismo.

Pero, efectivamente, en La Biblia se describen actitudes humanas visiblemente machistas, en consonancia con la cultura de aquellos tiempos, y que describimos en el posteo anterior.

Resulta importante, saber diferenciar “los principios” de vida propuestos por Dios, que son inmutables, y que no cambian, y las diferentes “reglamentaciones y normas de convivencia” impuestas por la cultura autóctona de cada pueblo, que sí cambian.

Estas normas, se modifican y adaptan de acuerdo a las circunstancias. Nada que pueda sorprendernos, dado que también sucede en la cultura moderna.

El Nuevo Testamento nos relata que algo sorprendente sucedió hace algo más de 2000 años y fue precisamente la llegada a la tierra del mismo Dios, Jesucristo.

El contexto cultural donde nació y vivió Jesucristo era absolutamente machista y patriarcal. La misoginia era parte de la vida misma de esa época, como lo había sido en los tiempos del Antiguo Testamento.

¿Qué cambió a partir de su presencia en la tierra? ¿Cuáles fueron las enseñanzas de Jesucristo expresadas con sus dichos y acciones acerca de las mujeres?

Jesucristo fue probablemente el primero en poner las cosas en orden, su relación con quienes se le acercaron nunca se vio afectada por el género.

Durante su estadía en la tierra, se acercaron a él todo tipo de personas, partidarios y curiosos, muchos de ellos fueron mujeres.

Su relación con ellas, fue absolutamente contraria a las costumbres de la época, a tal punto que fue ampliamente criticado y reprochado, tanto por hablar con ellas como por defenderlas.

Un ejemplo emblemático de ello, es cuando salió en defensa de una mujer acusada de adúltera, que, según las leyes machistas de la época, debía de ser apedreada. (No sucedía lo mismo con los varones infieles)

¿Debemos lapidarla como lo indica la ley de Moisés? le preguntaron, y Jesús les contesta: el que esté libre de pecado que tire la primera piedra” Juan 8:4-6

Por supuesto que nadie se atrevió a levantar la mano siquiera.

Jesús, solía repetir una frase que hoy podríamos identificarla y describirla como la “contracultura del cristianismo”.

“Oísteis que les fue dicho…pero yo os digo”

Antes, así era, ahora todo cambió, todo es diferente.

De esta manera Jesús estaba creando un nuevo orden, una nueva forma de relacionarse entre los seres humanos, en todos los sentidos.

El ojo por ojo, diente por diente, se transformó en pon tu otra mejilla. Antes luchabas con tus enemigos eventuales, ahora debes orar por ellos.

La novedad que Jesucristo nos presenta, es que ahora somos todos iguales ante los ojos de Dios. Y esto vale también para la posición de la mujer en la sociedad.

Si los varones y la sociedad se comportaran con las mujeres como el Dios de los cristianos lo propone en el Nuevo Testamento, no existirían ni el feminismo, ni los machos alfa, ni nada que se le parezca.

Encontramos en 1ª Corintios 11:2-6 otra afirmación categórica mencionada por el apóstol Pablo:

Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer ni la mujer es sin el varón. Porque, así como la mujer procede del varón, también el varón nace mediante la mujer. Y todo proviene de Dios.”

Y Pedro aporta su comentario en Hechos 10:34:

“El apóstol Pedro abriendo la boca, dijo: en verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas”.

La Biblia es muy clara, para el Dios de los cristianos no hay favoritismo, todos somos iguales ante Él, sea quien fueres, llames como te llames u ocupes el lugar que ocupes.

Y no te olvides: “Jesucristo murió en la cruz por el pecado de todos los seres humanos, sean estos mujeres, hombres o miembros del colectivo LGTBIQ. En su increíble actitud, no existió ni distinción de género, ni de situación social, ni de nada”

El día que los cristianos vivamos lo que Dios nos propone en La Biblia, este mundo no sería el mismo, sin duda sería otro.

Juan Alberto Soraire / Un cristiano del montón