Como deben ser los epíscopos

Hoy, te voy a demostrar, entre otras cosas, que, si alguna vez te dijeron que La Biblia es difícil de entender o interpretar, te mintieron, o pretendieron manipularte, sabe Dios con qué fin.

Respecto a la palabrita epíscopo, ¡Ya se! ¡No me digas nada! te pasó lo mismo que me a mí, no tenes la menor idea de lo que significa.

Epískopos, resulta ser una palabra de origen griego (επίσκοπος) utilizada en el Nuevo Testamento para referirse a las personas responsables de las cuestiones doctrinales en la iglesia”

Las diferentes versiones de La Biblia, tanto católicas como protestantes, utilizan disímiles sinónimos y semejanzas de la palabra epíscopos.

Precisamente una de las versiones más antiguas, utiliza esta palabreja, dicho esto con todo respeto por los traductores.

Las palabras o frases utilizadas en las diferentes versiones bíblicas que tenemos a nuestro alcance, para referirse a esta importante función en la iglesia son: presbítero, obispo, supervisor, inspector, jefe de la comunidad, superintendente, anciano, aspirante al episcopado, aspirante a presidir, aspirante a liderar, y otras similares.

Cabe mencionar que no encontramos en el NT, relacionado con esta función específica, menciones tales como, apóstol, profeta, cardenal, sacerdote, patriarca, arzobispo, ni papa.

Mucho menos, su santidad, padre, madre, ni cosas por el estilo.

Ahora bien.

¿Cómo denominamos habitualmente, en la mayoría de las comunidades cristianas, a las personas responsables de la salud espiritual de los feligreses?

Algunos los llaman cura, o párroco, otros, obispo, o pastor, o pastora, etc. En realidad, resulta irrelevante como lo llamemos.

Volviendo al título de este posteo, la pregunta es entonces:

¿Cómo deben ser los guías espirituales de las comunidades cristianas, los epíscopos, o como quieras llamarlo?

¿A dónde les parece que debemos acudir para averiguarlo, sin correr el riesgo de equivocarnos?

A La Biblia por supuesto, aunque pueda incomodarle a alguno.

En el Nuevo Testamento, en la carta que Pablo le enviara a Timoteo, Cap. 3, el apóstol se propuso explicarle al joven Timoteo cómo debían de ser los líderes de las iglesias.

Probablemente Pablo escribió la carta original en arameo, pero por razones obvias, vamos a utilizar una versión en español, para que nadie diga que no se entiende.

Sus comentarios fueron los siguientes:

Vs 1: “Si alguno desea ser líder espiritual de una congregación, es un buen deseo”

Vs 2: “el candidato, debe ser irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, sensato, decoroso, hospedador, apto para enseñar”

Vs 3: “No dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas. Debe ser amable, cordial, apacible, y no avaro”

Vs 4: “Debe gobernar bien su casa, debe tener a sus hijos en sujeción con toda honestidad”

Vs 5: “Porque el que no sabe gobernar su propia casa, ¿Cómo podrá gobernar y cuidar la iglesia de Dios?”

Vs 6: “No debe ser un aprendiz, un principiante, no sea que se envanezca y caiga en la condenación del diablo”

Vs 7: “Es necesario también, que tenga buen testimonio con los de afuera, para que no caiga en el descrédito y en el lazo del diablo”

Lo que acabamos de leer, es la altura de la vara, que Dios mismo ha colocado para evaluar a los líderes espirituales de las iglesias.

Esta resulta ser la vara, la medida, donde, de acuerdo al consejo del apóstol Pablo, los líderes espirituales de los cristianos, deben medirse, y debemos medirlos.

No estaría mal entonces, que te preguntaras:

¿Cómo es el líder espiritual de tu iglesia?

Cabe destacar, que de ninguna manera Pablo está afirmando que los responsables de las congregaciones deban ser perfectos, o que necesariamente deben estar casados, pero tenemos un espejo donde mirarnos.

Respecto al hecho de estar casados, coincido totalmente, con el apóstol Pablo cuando en 1ª Corintios Cap. 7:8-9 nos recomienda:

“Digo pues a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que quemarse por dentro”

¡A buen entendedor pocas palabras!

Les dije que La Biblia era clara y precisa, y esta es una prueba.

Juan Alberto Soraire

Un cristiano del montón