La corrupción
La corrupción es una plaga que no distingue ámbitos. La Biblia no guarda silencio al respecto.
Podemos definirla, como el uso indebido del poder para obtener beneficios personales, especialmente cuando quien lo hace tiene una responsabilidad pública, social o espiritual.
La corrupción, se manifiesta de múltiples formas y afecta todos los ámbitos de la vida. Sobornos, engaños, fraudes, manipulaciones, favoritismos, abuso sexual o psicológico… la lista es larga y vigente.
Algunos ejemplos.
· Un funcionario acepta dinero para aprobar una obra deficiente.
Un juez libera a un culpable porque recibió un "regalo".
Un líder religioso utiliza los diezmos para su beneficio personal en lugar de destinarlos a la obra.
Otro líder religioso abusa sexualmente de una persona aprovechándose de su vulnerabilidad.
Otro, manipula a sus feligreses para mantenerlos bajo su control con fines espurios.
Un maestro aprueba a un alumno a cambio de favores.
Una persona miente en su declaración de impuestos para pagar menos.
Un policía ignora una infracción porque recibió una “coima”, o lo contrario.
Se me ocurre una primera reflexión:
“el que camina en honradez, andará confiado; mas, el que pervierte sus caminos será quebrado”
(Proverbios 10:9).
¿Y vos y yo, qué papel jugamos en esta película?
Ante esta pregunta, nuestra reacción inmediata es justificarnos.
“No es lo mismo quedarme con un vuelto, que cometer una violación”
“No es lo mismo ofrecer un pequeño soborno para evitar una multa, que liderar una gran estafa”
Por supuesto que no seremos tan ingenuos de pensar que todos los pecados tienen el mismo peso o consecuencias.
Pero aquí es donde muchos cristianos, por desconocimiento de las Escrituras, fallan en su entendimiento, porque para el Dios de La Biblia, no existen pecadores clase A y pecadores clase B.
“Por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
No se trata de comparar quién ha caído más bajo, sino de reconocer y aceptar que todos hemos caído, y que todos, sin excepción, necesitamos la gracia y el perdón de Dios.
Lo cierto es que La Biblia, no utiliza la palabra "corrupción", en el sentido que hoy la entendemos, pero condena claramente el pecado que representa.
“No aceptes sobornos, porque el soborno, ciega a unos y hace torcer la verdad en otros” Éxodo 23:8
“Los perversos aceptan sobornos en secreto para torcer el curso de la justicia.” Proverbios 17:23
“Vuestros líderes son rebeldes y compañeros de ladrones; todos aman el soborno y van tras las recompensas…” Isaías 1:23
Cuando los cobradores de impuestos le preguntaron a Juan el Bautista qué deben hacer para agradar a Dios, él les responde:
“No cobren más de lo debido… No extorsionen a nadie ni acusen falsamente…” Lucas 3:12-14
La corrupción no es solo un problema legal, es un problema moral, ético y espiritual.
La corrupción nace del egoísmo, la codicia y el deseo de controlar o beneficiarse injustamente. Destruye la justicia, la sociedad y la familia. No resulta fácil vivir en integridad en medio de un mundo corrupto.
Para los cristianos, no ser corrupto, no es una opción, es un mandato.
La Biblia nos presenta dos ejemplos, dos actitudes muy distintas frente al pecado de la corrupción.
1-Nehemías era gobernador en Jerusalén en una época en la que los nobles y oficiales ricos explotaban al pueblo. Muchos perdían sus tierras, sus viñas e incluso a sus hijos, porque no podían pagar sus deudas.
¿Qué hizo Nehemías ante esta situación? No se mantuvo indiferente. Se indignó frente a la injusticia, confrontó a los poderosos y les exigió que devolvieran lo que habían tomado de forma indebida. Lo logró.
Nehemías pudo haberse aprovechado de su posición, como lo habían hecho los gobernadores anteriores. Tenía derecho a un salario y a ciertos beneficios, pero decidió renunciar a ellos. ¿Por qué? “Por temor de Dios no lo hice.” Nehemías 5:15
Nehemías eligió servir con integridad, guiado por el temor de Dios y el amor al prójimo. Fue un líder justo en medio de una sociedad corrupta.
2- En 2ª Reyes:5, leemos que Gehazi era siervo del profeta Eliseo. Después de que Naamán fue sanado de lepra, quiso expresar su gratitud ofreciendo regalos. Eliseo los rechazó, dejando claro que la gracia de Dios no se compra.
¿Qué hizo entonces Gehazi? Movido por la codicia, fue en secreto tras Naamán y le pidió los regalos, inventando que eran para otros profetas. Luego, escondió lo que había recibido y mintió a Eliseo cuando este lo confrontó.
La corrupción siempre termina saliendo a la luz, y trae graves consecuencias para quien la practica. Como castigo, la lepra que había dejado Naamán cayó sobre Gehazi.
“… un buey conoce a su dueño como un burro conoce los cuidados de su amo, pero ustedes no me reconocen, por el contrario, desconocen de mis cuidados a su favor. ¡Qué nación tan pecadora! Está llena de deshonestos que han rechazado al SEÑOR…” Isaías Cap.1
Al que le quepa el poncho…que se lo ponga.
Juan Alberto Soraire
Un cristiano del montón