Dogmatismo espurio 2

Una de las definiciones de dogmatismo espurio más interesantes, y que ha llamado poderosamente mi atención, es aquella que dice: “Un cristiano dogmático es aquel que cree en la Biblia de tapa a tapa, sin siquiera abrirla”

No debemos ser demasiado perspicaces para darnos cuenta de que se trata de una crítica encubierta a aquellos cristianos, que aceptan como válidos, los dogmas y creencias que los líderes religiosos de turno, les han referido, y que, ya sea por comodidad, o por desidia, no se han tomado el trabajo de corroborar.

Cabe mencionar, que los dogmas son el conjunto de creencias de carácter indiscutible y obligado, para los seguidores de cualquier religión.

Yo prefiero llamarlos principios.

Los creyentes a los que se refiere la ingeniosa frase a la cual nos referimos, aceptarían las enseñanzas religiosas que les imponen sus guías espirituales de turno, de manera frívola y superficial, sin explorarlas ni mucho menos cuestionarlas.

A estos cristianos “crédulos”, por llamarlos de alguna manera educada, parece no preocuparles ser engañados, como tampoco parece inquietarles, el hecho, de que, como consecuencia de este escenario, estarían haciendo todo lo contrario a lo que el Dios que dicen adorar, les reclama.

En términos prácticos, el no examinar en profundidad lo que creemos, no nos permite ponerlo en práctica, dicho de otra manera, no nos permite obedecer correctamente al Dios que decimos adorar.

Ir de cabeza al infierno “sin escalas”, no parece ser el problema de estos devotos, y resulta oportuno recordar, hablando de “escalas”, que el purgatorio no existe.

Lo cierto es que actuar como un crédulo niño, a quien le dieron un chupetín para que se entretenga, no es lo bíblicamente aconsejado ni mucho menos.

“… para que ya no seamos niños fluctuantes llevados de aquí para allá por cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia de los hombres y de su astucia para enseñar el error” Efesios 4:14

Para completar este patético cuadro, también La Biblia se ocupa de los eventuales “líderes espirituales”, a los cuales denomina sin eufemismos como ciegos.

“…son ciegos guías de ciegos, y si el ciego guía al ciego ambos caerán en el pozo” Mateo 15:14

La situación a la cual nos referimos, donde todos somos protagonistas, resulta ser lamentablemente el común denominador de muchas denominaciones cristianas, no son todas, pero sí la mayoría, y aquí debemos acudir nuevamente al sabio dicho popular que afirma: “al que le quepa el poncho, que se lo ponga”

Lo llamativo del caso, resulta ser que, a los eventuales líderes espirituales de estas congregaciones, incluidos los más preponderantes, no se les mueve un pelo siquiera al comprobar la anemia espiritual de sus feligreses, la despreocupación por parte de ellos es absoluta, el objetivo parece ser mantenerlos entretenidos con tonterías como a los niños, con todo el respeto que me merecen los niños.

El diagnóstico, por lo tanto, desde mi punto de vista, no es el mejor, la iglesia, el cuerpo de Cristo está enfermo y las consecuencias de la debilidad espiritual que padece, están a la vista, los feligreses se alejan cada día de los templos, la apatía y el desinterés se ha apoderado de ellos, solo se acuerdan de Dios, la virgen y todos los santos, cuando el avión en que viajan entra en turbulencia grado 3.

La terapia, el tratamiento adecuado, la vacuna, para solucionar esta disfunción espiritual del pueblo cristiano, está al alcance de nuestra mano, solo hay que tomar la decisión de hacerlo.

Se trata de volver al origen, se trata de volver al único medio que nos asegura la verdad, se trata de volver al estudio sistemático de La Biblia, aun con las diferencias de interpretación que podamos tener los cristianos, acerca de algunos de sus versículos.

Por el contrario, no se trata de ir a una determinada iglesia o templo, como algunos predican, como tampoco se trata de seguir a un determinado líder carismático, de ninguna manera, se trata de escudriñar La Biblia, no de otra cosa.

Los cristianos sinceros y honestos, deberíamos admitir que, desde una perspectiva crítica y constructiva, la definición de “dogmatismo espurio” que estuvimos analizando en este posteo, es un llamado a una fe más reflexiva y consciente, donde los creyentes, deberíamos aceptar de buena fe lo que nuestros líderes nos dicen, pero también tenemos la obligación bíblica de comprobarlo personalmente, para luego poder ponerlo en práctica.

El estudio de La Biblia en los templos cristianos, es responsabilidad absoluta de los líderes, no de los feligreses, y de una cosa estamos seguros, sobre ellos caerá la responsabilidad ante Dios mismo, por no hacerlo.

Juan Alberto Soraire / Un cristiano del montón