El Purgatorio. ¿Realidad o ficción?
Este artículo y probablemente otros similares, están exclusivamente dedicados a motivar a cristianos comprometidos, a escudriñar las escrituras. La única obligación que tienen los lectores es comprobar personalmente lo que se afirma en ellos.
Introduciéndonos en el tema y reduciendo el asunto a una mínima expresión, podríamos afirmar que mientras los cristianos católicos creen en el Purgatorio, sus primos hermanos los cristianos evangélicos no lo hacen.
Vamos a tratar de dilucidar el tema de la manera más simple posible, la teología avanzada no es nuestro fuerte por lo tanto la dejaremos para otra ocasión.
Utilizaré como única fuente de información La Biblia. Las opiniones personales de millones de cristianos a través de los 2000 años del cristianismo, valiosas y seguramente honestas, han sido nada más que eso, opiniones personales.
Deseo además dejar en claro, que las diferencias existentes entre la Biblia evangélica y la Biblia católica son mínimas, pero pueden ser máximas, cuando no la examinamos en detenimiento. Tocar de oído nunca es lo más aconsejable.
La Iglesia Católica, a través del catecismo, nos dice lo siguiente acerca del Purgatorio: “Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su salvación eterna, deben sufrir una purificación después de su muerte a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo de Dios”.
Otros conceptos doctrinales del catolicismo al respecto son:
1-El Purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios, pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para ir al Cielo.
2-Los fieles que aún sigan vivos pueden ayudar a las almas del Purgatorio ofreciendo por ellas oraciones, plegarias, limosnas, indulgencias y obras de penitencia para de esta manera acortar la estadía de una o varias almas que estén en dicho estado.
3-Todo aquel que entra en el Purgatorio terminará tarde o temprano entrando al Cielo.
4- Las penas que se sufren son similares a las del Infierno, pero no son eternas y purifican a los elegidos.
5- El sacramento de la confesión reduce el tiempo en el Purgatorio.
No me resulta para nada cómodo mencionarlo, pero debo ser honesto conmigo y con ustedes, ninguno de los conceptos aludidos en los párrafos anteriores está específicamente mencionado en La Biblia, siendo el punto 2 el más controvertido, de hecho, ha sido uno de los disparadores que originaron la reforma protestante.
Lo cierto es que el Purgatorio como tal no existió en la teología católica sino a partir del siglo XIII.
Los fundamentos para la justificación del establecimiento del mismo por parte del catolicismo fueron esencialmente dos:
1- Dichos de algunos próceres cristianos de los primeros siglos del cristianismo:
-Año 211. Tertuliano: "Nosotros ofrecemos sacrificios por los muertos..."
-Año 307. Lactancio: "El justo cuyos pecados permanecieron será atraído por el fuego (purificación)..."
-Año 386. Juan Crisóstomo: "No debemos dudar que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo...".
-Año 580. Gregorio Magno: "Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador...".
Analizando estas frases podemos deducir lo siguiente.
-Parecen ser comentarios personales sacados de contexto. Ninguno de ellos hace referencia concreta a un lugar determinado, ni mucho menos lo describe. Tampoco están fundamentados en ningún versículo bíblico y de hecho, La Biblia no menciona para nada la palabra Purgatorio.
-El segundo punto a remarcar es aún más controvertido porque resulta que dos papas contemporáneos se expresaron respecto al Purgatorio y ambos fueron muy precisos en sus comentarios.
El 13 de enero del 2011, el recientemente fallecido Papa Benedicto XVI, afirmó: “El purgatorio no es un elemento de las entrañas de la Tierra, no es un fuego exterior, sino interno. Es el fuego que purifica las almas en el camino de la plena unión con Dios”
Su antecesor, Juan Pablo II, coincidió con Ratzinger en que el purgatorio existe, pero que no es “un lugar” o “una prolongación de la situación terrenal” después de la muerte, sino “el camino hacia la plenitud a través de una purificación completa”.
El papa Wojtyla también aseguró durante su pontificado que tanto el paraíso como el infierno no son lugares físicos, sino estados del espíritu.
2- Referencia a ciertos versículos bíblicos.
El más utilizado para evidenciar la existencia del purgatorio es:
1ª Corintios 3:13-15 "…la obra de cada uno aparecerá tal como es, porque el día del Juicio, que se revelará por medio del fuego, la pondrá de manifiesto; y el fuego probará la calidad de la obra de cada uno. Si la obra construida sobre el fundamento resiste la prueba, el que la hizo recibirá la recompensa; si la obra es consumida, se perderá, sin embargo, su autor se salvará como quien se libra del fuego”
Estos versículos fueron copiados tal cual de La Biblia, versión católica, “El libro del Pueblo de Dios”, Fundación Palabras de Vida, Ediciones Paulinas. (Excelente versión que recomiendo por su vocabulario sencillo y claro)
Analizándolos en detalle, es evidente, por lo menos para el que escribe, que la escritura nos está señalando que, “para que la obra resista el fuego”, “deberá estar construida sobre el fundamento correcto”
¿Cuál es ese fundamento entonces?
Dos versículos antes del versículo Nº13, el Nº11, "que no mencionan los apologistas del Purgatorio", responde esta pregunta: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo…”
Evitaríamos errores de interpretación si hubiéramos colocado el pasaje completo.
Otros versículos bíblicos utilizados como referencia son: Mateo 5:48; 2ªCorintios 7:1; 1ª Juan 3:3; Daniel 12:10, Zacarías 13:9. Y otros tantos, pertenecientes a libros no canónicos (que no forman parte de la literatura hebrea).
Para concluir, solo me cabe una reflexión.
Leemos en Efesios 2:8-9 “Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la Fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios; y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe” (versión Biblia católica)
Resulta para mí, una irreverencia incalificable, invalidar o restarle mérito, al sacrificio de Cristo en la cruz, pretendiendo remplazarlo por nuestro propio sacrificio en un purgatorio.
Juan Alberto Soraire / Un cristiano del montón