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Estrés y Ansiedad

No soy un profesional ni mucho menos en estos temas, pero con la ayuda de nuestro nuevo amigo Google, trataremos de verificar en principio sus diferencias si las hay, para luego acudir al Dios de La Biblia y ver que tiene para decirnos al respecto.

Suele confundirse la ansiedad con el estrés, pero no son lo mismo.

El estrés, resulta ser un sentimiento de tensión física y emocional contra el cual, en niveles normales, el cuerpo está perfectamente preparado y capacitado para lidiar con él, y más aún, lo habilita para afrontar los avatares normales de la vida. El estrés forma parte de la vida de los seres humanos.

Los motivos por el cual nuestra mente y cuerpo se estresan pueden ser debido a muchos factores. Problemas económicos, sobrecarga de trabajo, falta de satisfacción laboral, inconvenientes con las relaciones personales o con la familia, falta de tiempo libre, pérdida de un ser querido, una frustración amorosa… y así podríamos seguir enumerando inconvenientes que como ya lo mencionamos, hacen a la vida diaria, y que nuestra mente debería sobrellevar naturalmente, y no estoy afirmando que sea fácil hacerlo.

La ansiedad por su parte, parece caminar por un camino paralelo al estrés, de hecho, no siempre nuestra mente puede dominarla, y puede afectar al cuerpo y mente hasta llegar a situaciones difíciles de manejar, afectando incluso la vida diaria de las personas hasta extremos donde la atención médica se hace imprescindible.

La palabra ansiedad, proviene de “anxietas”, que significa inquietud o incomodidad desmedida, la cual, puede derivar en angustia y opresión también desmedida.

Verificamos que la angustia, o los trastornos de ansiedad como se los suele llamar técnicamente, se manifiestan básicamente como un miedo o temor a algo negativo que creemos que puede suceder en un futuro, generalmente inmediato, que puede llegar a paralizar por su efecto a las personas que lo sufren.

Los médicos que tratan este tipo de trastornos mentales que afligen de una manera u otra a todos los mortales, lo describen como un estado de ánimo caracterizado por intensa excitación, intranquilidad e inquietud, inseguridad extrema, preocupación e incertidumbre. Estos trastornos pueden manifestarse juntos o separados formando en algunos casos el combo explosivo perfecto.

Algunos de los motivos más comunes que suelen potenciar este estado de ánimo que denominamos angustia, al margen de los trastornos mentales profundos, son los miedos y temores a lo desconocido, las fobias, el estrés postraumático, las ambiciones desmedidas, las decisiones importantes, preocupaciones excesivas y muchos otros.

Pero los cristianos tenemos una buena noticia. NO ESTAMOS SOLOS.

La ansiedad, no es un tema soslayado por los autores bíblicos, por la sencilla razón de que no se trata de un fenómeno de la modernidad, sino un proceso mental que parece ser parte de la vida misma de hoy y de siempre.

El Dios de los cristianos, el Dios de la Biblia, el propio Jesucristo, nos acaricia con sus palabras, como lo haría cualquiera de nosotros con nuestros hijos, cuando nos asegura según leemos en Mateo 6:25-34, lo siguiente:

Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?

Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”

Y me gustaría remarcar uno de los versículos mencionados: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”

Es palabra de Dios