Fariseos del siglo XXI
Los fariseos fueron el grupo político, social y religioso más poderoso en los tiempos neo testamentarios.
Eran, además de tozudos y arrogantes, estrictos en su obediencia a las tradiciones a las cuales consideraban más importantes que las palabras de los propios profetas.
Se caracterizaban por ser rigurosamente dogmáticos y radicalmente observantes de la pureza religiosa en Israel.
Sin duda, han pasado a la posteridad por sus acalorados enfrentamientos dialécticos con Jesús, acerca de la estricta observancia de las normas y leyes judaicas.
Si bien se mostraban en una actitud opuesta a Jesús, algunos fueron bautizados y creyeron en Jesucristo como su salvador, el apóstol Pablo fue el más destacado de ellos.
El fariseísmo moderno, está absolutamente asociado al legalismo religioso, y los cristianos deberían saber perfectamente de lo que estoy hablando.
Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos, que los fariseos de nuestros días son los legalistas y ultra espiritualistas que nunca faltan en nuestras iglesias.
Cristo no anduvo con eufemismos a la hora de calificarlos.
En el evangelio de San Mateo 23 los señala como:
“…fariseos hipócritas …tontos y ciegos, guías de ciegos …cuelan el mosquito, pero se tragan el camello …sepulcros blanqueados …aparentan ser gente honrada, pero dentro están llenos de hipocresía y de maldad …serpientes, razas de víboras … ¿Cómo van a escapar del castigo del infierno?
Pero el legalismo, no parece ser un motivo de preocupación en muchas iglesias cristianas, por lo tanto, de eso no se habla.
No me corresponde opinar acerca del fariseísmo en el cristianismo católico, pero sí me siento con libertad de reflexionar acerca del comportamiento del cristianismo evangélico.
La actitud de algunos cristianos evangélicos de esconder la cabeza debajo de la alfombra, negando el problema, tiene para mí una explicación, y es la siguiente:
Nos llenamos la boca de “sólo Biblia”, por lo tanto, asociamos al legalismo con las tradiciones humanas, hecho que es correcto; a las tradiciones humanas con las tradiciones de nuestros hermanos católicos, que también es correcto; como nosotros no tenemos tradiciones, ni sacramentos, ni dogmas ni Papa, el asunto se resuelve fácil, y la conclusión es que el problema y eventual pecado, lo tienen ellos y no nosotros.
Resulta obvio que este razonamiento, no solo es arbitrario sino también incorrecto.
Los cristianos evangélicos, sea cual fuere nuestra denominación, sabemos que, en muchos templos, para “ser” “más cristianos” o “mejores cristianos”, debemos cumplir, en mayor o en menor medida, con “ciertas normas y formalidades”, que, a diferencia de los católicos, no son consecuencia de tradiciones tempranas, sino de tradiciones tardías.
Tradiciones tardías que están generalmente asociadas a los gustos y prejuicios del líder o líderes de turno. Léase pastores, pastoras, o lo que se les ocurra. Legalismo puro y duro.
No habría mayores problemas en aceptar dichas formalidades, algunas de ellas que pudieran atribuirse a las diferentes culturas, si no fuera que estos asuntos de forma son espiritualizados a tal punto, que llegan a formar parte del plan de Dios para nuestra salvación. Una locura.
Es interesante destacar que las reglas que existen en algunas iglesias, no son las mismas, que existen en otras, hecho que demuestra y prueba que se trata de asuntos humanos y no de voluntad divina.
Una definición acertada del legalismo es la siguiente:
“Somos legalistas cuando hacemos un marco de lo que personalmente interpretamos que dice la Biblia..., al que no quiera entrar en ese marco lo desechamos..., y si se asoma algo por afuera de ese marco sencillamente... lo cortamos”.
Y yo agrego... “con los dientes”.
Así tenemos hermanos cojos, mancos, resentidos, reprimidos, tristes y con culpas que nosotros mismos les creamos. Hermanos a quienes “nuestra verdad” no los hizo libres; los hizo esclavos de reglamentaciones humanas.
El fariseísmo es al cristianismo, lo que el cáncer al cuerpo humano. Se apoderará de nosotros sin darnos cuenta y podrá consumirnos si no reaccionamos a tiempo.
Los fariseos de este siglo, tratarán de imponernos prácticas religiosas para lograr “la santidad y la vida eterna”, prácticas que no figuran siquiera en La Biblia y que solo son inventos de hombres.
Los invito a que cada uno de ustedes haga un listado de ellas, les aseguro que se sorprenderán.
Es hora entonces, que los cristianos del montón, dejemos de actuar como “tarados espirituales”, aceptando sin ningún tipo de cuestionamiento los cuentos de hadas y pajaritos de colores que el fariseísmo pone delante nuestro.
¡Es tiempo hermanos, que de una buena vez acudamos a La Biblia!
Hablando de Biblia, les dejo, por último, con la opinión del mismo Jesucristo acerca de cuál debe ser nuestra actitud frente al fariseísmo.
“… no sigan su ejemplo, porque ellos dicen una cosa y hacen otra.
Atan cargas tan pesadas que es imposible soportarlas, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo.
Todo lo hacen para que la gente los vea.
Les gusta llevar en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en anchas tiras, y ponerse ropas con grandes borlas.
Quieren tener los mejores lugares en las comidas y los asientos de honor en las sinagogas, y desean que la gente los salude con todo respeto en la calle y que los llamen maestros.
Pero ustedes no deben pretender que la gente los llame maestros, porque todos ustedes son hermanos y tienen solamente un Maestro.
Y no llamen ustedes padre a nadie en la tierra, porque tienen solamente un Padre: el que está en el cielo.
Ni deben pretender que los llamen guías, porque Cristo es su único Guía” Mateo 23
Nota: Algunas referencias de este posteo corresponden al Capítulo 4 del libro “Maldito Legalismo” de mi autoría.
Juan Alberto Soraire / Un cristiano del montón.