La idolatría en el cristianismo

La idolatría es la adoración o veneración de ídolos, es decir, de imágenes, figuras y objetos que representen divinidades o cosas sagradas. Es el amor o admiración excesiva alguien o a algo, manifestada en forma de culto.

Esta definición interpela directamente a las tres grandes religiones monoteístas del mundo: el judaísmo, el islam y el cristianismo, todas ellas con raíces comunes en la figura del

patriarca Abraham, hecho que probablemente desconocías.


A diferencia del cristianismo, donde la idolatría es una práctica arraigada en gran parte de sus feligreses, en el judaísmo y el islam, la idolatría es “impensable” y de hecho es categóricamente rechazada.

-El judaísmo es terminantemente monoteísta y condena cualquier forma de idolatría. El rechazo a la idolatría es uno de sus principios fundamentales y está explícitamente prohibido en los Diez Mandamientos.

“No tendrás dioses ajenos delante de mí, no te harás imagen ni figura alguna de nada de lo creado”

Éxodo 20:3-4

En las sinagogas judías, no existen imágenes, ni se rinde culto a figuras humanas. No hay mediadores entre Dios y el ser humano. El exilio y la ruina del pueblo hebreo fue la consecuencias directas de caer en la idolatría.

-El islam es también radicalmente monoteísta, rechaza en absoluto toda forma de idolatría (shirk, en árabe). El shirk es el pecado más grave en el islam, y se considera imperdonable si se muere sin arrepentimiento.

“Dios no perdona que se le asocie con otros, pero perdona cualquier otro pecado a quien Él quiere"

Corán, Sura 4:48

Los musulmanes no representan a Alá con imágenes ni veneran a Mahoma, a quien consideran un profeta, no un ser divino. Las mezquitas carecen de imágenes y rechazan la veneración a líderes religiosos vivos o muertos.

-En el cristianismo, lamentablemente, sucede todo lo contrario, en algunas de sus más importantes denominaciones, la idolatría ha echado raíces profundas.

A pesar de compartir la escritura de Éxodo 20:3-4 con el judaísmo, y de afirmar su monoteísmo, una gran parte de sus fieles practican la veneración activa de imágenes, objetos, estatuas, figuras, de santos, vírgenes y otros personajes religiosos de origen humano. Léase, seres creados.

Estas prácticas, no solo no son condenadas por sus líderes, sino que, en muchos casos, son, además de admitidas, promovidas e institucionalizadas.

En algunos países de tradición cristiana, particularmente de América Latina, los cultos han adoptado un marcado carácter sincrético, donde se combinan elementos del cristianismo con prácticas y creencias de origen local y paganas.

Resulta llamativo comprobar que, en el ámbito de las mencionadas congregaciones cristianas, más del 80% de los templos, no están dedicados al Dios que dicen adorar, sino a personas, seres humanos, ya fallecidos, que, en el mejor de los casos, simplemente cumplieron con la voluntad del Dios al que servían.

¿Cuál es el motivo por el cual estos feligreses cristianos practican actos que contradicen el mandato bíblico de no adorar imágenes?

“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”

Isaías 29:13

La respuesta a esta pregunta tiene una combinación de factores:

-La historia.

La conversión masiva y superficial de pueblos paganos al cristianismo, de la mano de Constantino, en el siglo IV, introdujo prácticas ajenas al mensaje bíblico, tales como el uso de imágenes y prácticas sincréticas que llevaron a la mezcla entre la fe cristiana y costumbres religiosas paganas de aquellos tiempos.

-Confusión entre veneración e idolatría.

Si bien se hace una distinción teológica entre adoración (latría), que se reserva solo a Dios, y veneración (dulía o hiperdulía), que se permite hacia santos y figuras religiosas, esta distinción conceptual no se explica con claridad al pueblo común, lo que da lugar a que los feligreses caigan, aun sin saberlo, en la idolatría. Solo basta con ir a ciertos templos y verificarlo.

-Herencia cultural.

En muchas regiones, el cristianismo se fusionó con creencias indígenas, africanas e inclusive populares, lo que dio origen a un sincretismo religioso. Esto ha producido una mezcolanza de santos, santas, vírgenes, patronos, figuras populares locales e inclusive fenómenos naturales a los que se les ha dado características casi divinas.

-Falta de conocimiento bíblico.

Probablemente este sea el factor más importante.

Una gran mayoría de los fieles involucrados en la idolatría, desconocen casi por completo el contenido de las Escrituras. Esta falta de conocimiento los lleva a cometer errores, muchas veces de forma involuntaria, que los aleja del verdadero camino de la salvación y de la vida eterna.

-Los líderes

La actitud de los líderes de turno, evidencia una preocupante combinación de apatía y complicidad. Parecen centrarse en estrategias populistas que buscan mantener entretenida y conforme a su base de seguidores, olvidándose que lo que está en juego es la vida eterna de los mismos.

"Debemos afirmar enfáticamente entonces, que La Biblia no autoriza ni recomienda ni sugiere, la veneración religiosa ni de objetos, ni de personas, ni vivas ni fallecidas"

Se nos llama a honrar, respetar y seguir el ejemplo de los fieles destacados, pero toda oración, invocación, adoración, petición, agradecimiento y confianza espiritual, debe dirigirse solo a Dios, por medio de Jesucristo.

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.”

1 Timoteo 2:5

A buen entendedor, pocas palabras.

Juan Alberto Soraire

Un cristiano del montón