La oración en La Biblia
La oración o el rezo, es la forma en que los cristianos nos comunicamos con Dios. Se trata de un acto de confianza, sinceridad y dependencia.
No es un ritual litúrgico, es la expresión de un hijo que se acerca a su padre para hablar en plena libertad.
Muchos cristianos sinceros se preguntan ¿Cómo debo rezar u orar? ¿Cuál es la forma correcta de comunicarme con Dios? Trataremos en este posteo de responder esas preguntas
En principio, debemos tener muy en claro que La Biblia afirma que Dios es el único receptor de las oraciones de los seres humanos.
“Oh tú que escuchas la oración, a ti vendrá toda carne.”
Salmo 65:2
Por lo tanto, Dios es el único destinatario legítimo de nuestras oraciones. La Biblia no menciona a ningún otro ser espiritual como destinatario válido de oraciones. Por el contrario, censura y condena cualquier oración o alabanza a cualquier ser creado.
1 Timoteo 2:5 e Isaías 42:8 confirman lo mencionado.
La Biblia nos muestra una gran variedad de maneras de orar, lo cual indica que Dios escucha, no por la forma externa del rezo, sino por el corazón de quien lo hace. 1 Samuel 16:7.
Algunos ejemplos
1-Oración personal
A solas. Momentos de intimidad con Dios.
· Jesús oraba solo: “muy de madrugada… se fue a un lugar desierto, y allí oraba” Marcos 1:35
· Daniel oraba tres veces al día en su habitación Daniel 6:10, hablaba con Dios en momentos de angustia y en secreto Salmo 5:1–3
En voz alta
· Jesús oró en voz alta en varias ocasiones Juan 11:41–42
· David clamaba en voz alta: “Con mi voz clamé a Jehová” Salmo 3:4
En silencio, desde el corazón
· Ana oraba “en su corazón”, sus labios se movían, pero no se oía su voz, 1 Samuel 1:13. Y Dios la escuchó.
2-Con quien orar.
En familia
· Job oraba junto a su familia… Job 1:5
En reuniones
· Israel oró unido en tiempos de crisis 2 Crónicas 20:3
· Los discípulos “perseveraban unánimes en oración” Hechos 1:14
En la Iglesia
· La iglesia oraba por Pedro cuando estaba preso Hechos 12:5
· Pablo instruye a orar “en todo lugar” 1 Timoteo 2:8
3- ¿En voz alta o en voz baja? La Biblia muestra ambas formas:
En voz alta
· Para clamar, Salmo 142:1
· Para alabar, Salmo 34:1
· Orar en público, Nehemías 8:6
En silencio
· Ejemplo de Ana, 1 Samuel 1:13
· Nehemías oró “en su interior” mientras hablaba con el rey Nehemías 2:4
La diferencia está en la sinceridad, no en el volumen.
4-Posturas corporales. La Biblia menciona diversas posturas, mostrando que no hay una “única correcta”:
· De rodillas: Daniel, en Daniel 6:10, Jesús en Getsemaní Lucas 22:41
· De pie: Jesús menciona esta postura como normal Marcos 11:25
· Postrados: muchos se postraban en adoración Mateo 26:39
· Sentados: David oró sentado delante de Dios 2 Samuel 7:18
· Manos levantadas: 1 Timoteo 2:8 y Salmo 63:4
5-Lugares. El lugar no santifica la oración, es la oración la que santifica el lugar.
· Casas. Hechos 12:12
· Templos o sinagogas. Lucas 18:10
· Campos o montes. Lucas 6:12
· En la cárcel. Hechos 16:25
Como vemos, en la Biblia, la oración es variada, espontánea y profunda. Puede ser personal o grupal, en voz alta o en silencio, en cualquier postura, en cualquier lugar.
Lo importante no es cómo se ora, sino ante quién y desde qué corazón se ora.
“Cercano está Jehová a todos los que le invocan,
de verdad.” Salmo 145:18
Jesús se encargó de dejarnos una alternativa en particular:
“Cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti, y ora a tu padre en privado…”
También dijo: “No parlotees de manera interminable como hacen los gentiles. Ellos piensan que sus oraciones recibirán respuesta solo por repetir las mismas palabras una y otra vez” Mateo 6:5–8
La oración no es un show, ni una exhibición pública para ver quien grita más alto. Dios no responde por la cantidad de palabras, ni por la teatralidad que le demos al hacerlo, sino por la autenticidad de quien lo hace.
Cuando Jesús enseñó el “Padre nuestro” su intención fue enseñarnos a orar: “Vosotros, pues, oren así: Padre nuestro que estás en los cielos…” Mateo 6:9
No nos pidió repetirlo mecánicamente como loros, sino usarlo como una guía. Nos enseñó con qué respeto y cercanía hacerlo y de qué manera poner en sus manos nuestra vida diaria.
El Padre nuestro no es un ritual vacío, sino un modelo de oración sincera, consciente, realizada con el corazón. Si nunca los has hecho, te sugiero que lo hagas, vas a sorprenderte.
¡El que tiene oídos para oír, oiga!
Juan Alberto Soraire
Un cristiano del montón