Lo que nunca te dijeron de la Navidad

La navidad, según lo entiende una gran parte de la humanidad, es una festividad religiosa del cristianismo, que conmemora y recuerda el nacimiento de su líder, Jesucristo, se celebra el 25 de diciembre según el calendario gregoriano.

Lo cierto es que no sabemos a ciencia cierta, cual fue el día del nacimiento de este niño tan particular, que hace ya más de 2000 años, ha cambiado las perspectivas del mundo en que vivimos.

Los evangelistas Mateo y Lucas nos relatan que Jesús nació en un pesebre de Belén y que su nacimiento fue anunciado por un ángel, pero no especifican el día exacto del mismo.

Mencionan a pastores y sus rebaños en el campo, lo que nos indicaría que debería ser en época de primavera o verano. El invierno de Palestina era muy duro.

El relato de lo acontecido, lo encontramos en Lucas 1:1-18, pero no podemos dejar de mencionar que cientos de años antes, el hecho fue profetizado por diferentes protagonistas de la historia bíblica, quienes lo asentaron claramente en sus escritos.

· El Mesías nacería en Belén, Miqueas 5:2 (700aC)

· El Mesías nacería de una virgen, Isaías 7:14 (700aC)

· El Mesías tendría autoridad profética, Deuteronomio 18:18-19 (1400aC)

· El Mesías seria luz para los Gentiles (no judíos), Isaías 49:6-7 (700aC)

· El Mesías entraría a Jerusalén sobre un asno, Zacarías 9:9 (430aC)

· Descripción de su sufrimiento y muerte, Salmo 22 (500-1500aC)

La profecía más sorprendente la encontramos en Isaías Cap. 53, que más adelante detallaremos

¿Qué pasó entonces? ¿Por qué el cristianismo recuerda este acontecimiento el 25 de diciembre?

No fue precisamente un cristiano del montón, el que impuso la fecha de este acontecimiento.

Fue el emperador Constantino, el responsable de promover en el Imperio Romano, la fecha del 25 de diciembre, como recordatoria del nacimiento del líder cristiano.

Probablemente con la intención de convertir a los romanos paganos al cristianismo, no tuvo mejor idea que superponer fechas de fiestas paganas con la natividad de Cristo. De esta manera establecía una nueva reglamentación ritual, fácilmente asimilable para ellos.

Las festividades que tenían lugar a finales de diciembre en territorio romano eran dos: el culto a una divinidad solar, el Sol Invictus, y el culto al responsable de las cosechas y la agricultura, el dios Saturno.

Fue el papa Julio I, en el Siglo III, y en común acuerdo con Constantino, el responsable de establecer oficialmente en el Imperio Romano, la fecha del 25 de diciembre, como el nacimiento de Jesús.

El pesebre, como símbolo cristiano, fue concebido por San Francisco de Asís. Por primera vez, lo armó en un establo con animales vivos en la aldea de Greccio, vecina a Asís, en Italia. Se supone que el hecho ocurrió hacia el 1200dC.

Tenemos entonces, tres hechos irrefutables:

1. Desconocemos la fecha del nacimiento de Jesús

2. El desconocimiento de la aludida fecha, es absolutamente irrelevante para el cristianismo, no cambia nada.

3. La fecha en la cual recordamos la natividad de Cristo, 25 de diciembre, tiene su origen, aunque no nos cause gracia admitirlo, en el paganismo.

Ahora, vayamos a lo importante.

¿Por qué considero irrelevante esta fecha para los cristianos?

Porque la fecha en la cual la virgen María dio a luz a ese niño, que luego se haría un hombre, no es lo notable, ni lo trascendente, ni lo importante para los cristianos. Aunque podamos admitir que hay pocas cosas tan bellas como el nacimiento de un niño.

Lo que deberíamos preguntarnos, es “Por qué” y “Para qué”, se llevó a cabo el nacimiento de Jesús.

El profeta Isaías respondió estas dos preguntas 700 años antes que sucediera.

Leemos en Isaías 53:1-7

· Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

· Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

· Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

· Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

· Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

No casualmente, lo que acabamos de leer, resulta ser la mejor descripción del verdadero propósito de la llegada de aquel niño al mundo, niño que el tiempo lo transformó en hombre, y que cargó sobre sus hombros el pecado de la humanidad.

Jesucristo ya no es aquel tierno niño en los brazos de su madre, ni aquel hombre agonizante y sufriente que solemos ver clavado una cruz. Jesucristo es Dios, que ha muerto, que ha resucitado y que quiere ser tu invitado, en su propio cumpleaños:

“He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en él, y cenaré con él, y el conmigo”

Apocalipsis3:20

Me parece que te están tocando el timbre

¡FELIZ NAVIDAD!

Juan Alberto Soraire

Un cristiano del montón