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Milagro financiero. Vergüenza ajena.

Los medios de comunicación argentinos relatan por estos días un hecho que podemos catalogar como mínimo, de insólito:

“La Justicia investiga el supuesto milagro de la transformación de cien mil pesos argentinos en cien mil dólares estadounidenses. El hecho fue descripto por el propio protagonista, un pastor evangélico, como un fenómeno sobrenatural, o sea, un milagro”

La historia provocó la apertura de una investigación de oficio por parte de la Justicia Federal Argentina, ante sospechas de lavado de activos y evasión fiscal. Y no es para menos.

Pero no fue este el único “milagro”. Según trascendió, también un anillo de plástico habría sido convertido en oro.

El implicado, un “supuesto pastor de una supuesta iglesia cristiana evangélica”, declaró que, así como Jesús multiplicó los panes y los peces, él también fue testigo de una multiplicación divina, resulta que sus ahorros en una caja de seguridad, en pesos, se transformaron en dólares.

Resulta curioso que los pesos no se hayan transformado en euros, ya que el tipo de cambio le habría sido aún más favorable. No sé si reír o llorar…de bronca.

Lo primero que se me ocurre pensar, es que solo un tarado espiritual, (leer artículo al respecto) profundamente confundido espiritualmente, puede llegar a creer semejante cosa.

Este hecho, no solo es una burla a la inteligencia, sino también una ofensa directa al Dios de los cristianos.

¿Y cuáles fueron las consecuencias?

El apóstol Pablo ya lo había anticipado hace 2000 años: “El nombre de Dios es blasfemado entre los no creyentes por causa de ustedes” Romanos 2:24

Y eso fue exactamente lo que ocurrió. Los medios de comunicación no tardaron en ridiculizar al cristianismo en general, en particular al ámbito evangélico, por causa de este señor, y los milagros que, curiosamente, solo suceden… en su bolsillo.

Algunas bromas fueron ingeniosas, otras muy crueles, todas motivadas por una actitud que deshonra al Dios de La Biblia.

El apóstol Pedro, también nos advierte: “No usen su libertad como pretexto para hacer lo malo” 1 Pedro 2:16

El evangelio no es un negocio. La fe no es una herramienta para justificar la codicia ni para encubrir el pecado. Quien usa el nombre de Cristo para mentir o defraudar, niega al mismo Cristo.

Jesús fue claro cuando afirmó: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” Mateo 22:21

Esta enseñanza separa los asuntos espirituales de los terrenales, lo divino de lo corrupto. Usar a Dios como excusa para ocultar bienes mal habidos, no solo es un delito que merece el justo castigo legal, también es una irreverencia y una falta de respeto al Dios en quien decimos creer.

Como cristianos responsables, no podemos callar. Debemos decirlo con claridad y sin temor: esto no fue un milagro, fue una burla al Evangelio.

Y debemos recordarnos a nosotros mismos que:

  • El dinero no debe ser nuestro dios.

  • La transparencia y honradez agrada a Dios.

  • Dar a Dios lo que es de Dios es vivir con verdad, justicia, y temor respetuoso.

Y lo más importante, a la hora de los milagros:

“Los milagros que el Dios de los cristianos realiza, no enriquece bolsillos, sino que transforma vidas”

Juan Alberto Soraire

Un cristiano del montón