Un cristiano del montón

Los lectores que suelen acompañarme habitualmente en www.labibliayelcalefon.com, saben, que me identifico como, un cristiano del montón, políticamente incorrecto.

Un cristiano del montón, porque soy uno más entre tantos. No tengo títulos teológicos ni académicos, y soy experto en nada. Solo soy un lector y estudioso de La Biblia, maestro por vocación y no se me cae ningún anillo.

No me resulta simpático mencionarlo, pero, admito que no puedo repetir de memoria los libros del AT, como tampoco puedo hacerlo con más de media docena de versículos, y pocas veces me acuerdo donde está el que busco, hecho que me obliga a trabajar el doble. Gracias Google.

Políticamente incorrecto, porque no tengo pelos en la lengua a la hora de expresar mi opinión acerca de cualquiera tema que involucre al cristianismo. Solo que trato de hacerlo con el mayor de los respetos y consideración hacia mi eventual lector.

Hablar claro reporta amigos y a veces no tanto, pero me gusta correr el riesgo.

Y como si lo mencionado fuera poco, me considero, además, un rebelde con causa, porque no me gusta que me manipulen y mucho menos, que me arríen como ganado.

No creo en operadores teológicos ni carismáticos, solo escucharlos o leerlos, suele ponerme los pelos de punta. Dios necesita de siervos humildes, no de triunfantes charlatanes de feria que suelen caminar en el límite de la voluntad de Dios.

El único líder a quien pretendo seguir, es a Jesucristo.

Por supuesto que reconozco y admiro a aquellos cristianos consagrados que fueron y son utilizados por Dios a través de todos los tiempos. Cristianos que su preocupación ha sido y es, la de enseñarnos a pescar, y no de pretenden colocar el pescado masticado en nuestra boca.

Les cuento, además, que miro con recelo y desconfianza todo lo que sea milagrería barata que no hace otra cosa que distraernos y alejar nuestro interés del lugar que corresponde.

El único milagro que celebro, es cuando un pecador arrepentido se entrega en las manos de Cristo, que, por otro lado, es el único momento en el cual hay fiesta en el Cielo.

“…hay más alegría en el Cielo por un pecador perdido que se arrepiente, que por noventa y nueve que se creen justos y creen no necesitar de arrepentimiento…”

Lucas 15:7 (paráfrasis)

Y si algún lector cree o sospecha que pretendo hacerlo cambiar de religión o de templo al cual asiste, está absolutamente equivocado.

En todo caso, solo me permito sugerirte, que sea cual fuere la iglesia o templo cristiano que asistas, debes sentirte cómodo.

Si alguien “te aprieta” para que hagas lo que no quieres…¡Huye! Y siempre asegúrate que lo que se predique, tenga sustento en La Biblia. Si así no fuera, también… ¡Huye!

Y si te parece que hay algo que cambiar en la denominación cristiana a la cual perteneces, la tarea es tuya, no mía.

Mi sana obsesión es verte en el Cielo.

Para completar mi CV intelectual, te confieso que no estoy atado a ninguna razón, ni sabiduría, de origen humano.

No comulgo ciegamente con ningún dogma, doctrina, reforma, contra reforma, recontra reforma, tradición, líder carismático, santo, virgen, cura, pastor, apóstol, Papa, querubín, o cualquier cosa, generada por la imaginación humana.

Sencillamente sigo las instrucciones bíblicas.

“Examinadlo todo, retened lo bueno”

1ª Tesalonicenses 5:21

Tengo absolutamente claro, además, que cuando me toque partir de esta tierra, cuando me encuentre ante la presencia de Dios, no me va a preguntar a que denominación cristiana pertenezco, la pregunta será ¿Quién fue Cristo para vos?

Por otro lado, pretender que la iglesia cristiana a la cual asisto, es la única, la elegida, la verdadera, es una arrogancia que no puedo permitirme sin pecar de pedante y vanidoso, y discutir el asunto es cosa de niños.

En mi caso particular, el motivo que me ha llevado a pertenecer por más de 55 años, a una misma iglesia local, es que en ella se predica el evangelio bíblico sin fanatismos ni fundamentalismos enfermos. No somos perfectos y por supuesto nunca lo seremos.

Mi iglesia local no es la más numerosa, nunca lo fuimos, y probablemente nunca lo seamos. No amontonamos gente, solo les predicamos humildemente el evangelio y ayudamos a quien lo necesita. En ella, me siento en total libertad de pensar.

Nuestro pastor es un tipo como todos, no es perfecto, como no lo somos ninguno de los miembros que asiste. Su familia es como cualquiera, como la tuya y como la mía. Los miembros de la iglesia que asisto son todos pecadores, incluido el que escribe.

Para concluir, corresponde que te deje dos cosas muy claras:

1- Para quien escribe, la única regla de Fe y práctica es La Biblia, todo lo demás lo tomo con pinzas.

2- “Mi experiencia personal nunca debe ser la regla”, es el subtítulo de mi primer libro, Maldito Legalismo, e inspirado en Romanos 12:16: “No seas sabio en tu propia opinión”

Luego de leer lo que escribí, admito que se parece más una catarsis psicológica que a un posteo reflexivo, algún psicólogo sabrá interpretarlo… y luego me pasará la cuenta.

Te dejo un versículo:

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan, esto es a nosotros es poder de Dios”

1ª Corintios 1:18

Yo digo amén, no se vos.

Juan Alberto Soraire

Un cristiano del montón.