BLOG CRISTIANO
Juan Alberto Soraire
Un cristiano del montón
Políticamente incorrecto
Alcanzar cierta edad, como es mi caso, tiene una particular ventaja, quizás la única, puedo pensar en voz alta, de hecho, no gano nada con callarme.
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“La Biblia y el calefón” EL LIBRO
"Formar discípulos y amontonar gente en el templo… no es lo mismo"
Alguien mencionó alguna vez, que nacer en un garaje, no nos transforma automáticamente en un auto, lo que resulta ser una verdad de Perogrullo.
Argentina al igual que la mayor parte de los países latinos, se “auto percibe cristiana”, hecho que estaría muy lejos de ser verdad en la medida que evaluemos en detalle la mencionada afirmación.
Como para muestra basta un botón, resulta muy fácil comprobar que la gran mayoría de los que se denominan cristianos, tienen un casi absoluto desconocimiento de las escrituras bíblicas y de su contenido. Dicho de otra manera, desconocen la voluntad del Dios que dicen adorar. De hecho, algunos suelen repetir como loros alguno que otro versículo, y lamentablemente son muy pocos los que la escudriñan.
Las consecuencias están a la vista, el cristianismo por estas latitudes resulta ser una mescolanza sincrética de cultos y creencias que poco tienen que ver con La Biblia.
El tango “Cambalache” de Enrique Santos Discépolo, describe con precisión esta situación cuando en una de sus estrofas leemos; “…ves llorar La Biblia junto al calefón…”, cuyo significado va a sorprenderlos, y que los invito a descubrir más abajo, en esta misma página.
Pero, “el problema no está en el chancho sino en el que le da de comer”, porque también resulta relativamente fácil descubrir y comprobar, que La Biblia poco o nada se enseña y estudia en los templos cristianos, aclarando que leerla y estudiarla no es lo mismo, y cuando se hace no siempre resulta ser de la manera más adecuada.
“La Biblia y el calefón” pretende ser una apología ilustrada del discipulado cristiano.
Es un libro escrito con el objetivo de guiar a los maestros cristianos, de cualquier denominación, en la enseñanza de las escrituras bíblicas. Su contenido está fundamentado en el hecho de que el discípulo no nace como tal, por el contrario, se hace, se forma, tal cual la propia Biblia lo señala, y son los maestros de Biblia uno de los mayores responsables de hacerlo, partiendo de la premisa, de que cada cosa que hagamos para nuestro Dios, debemos hacerla de la mejor manera.
El BLOG cristiano también denominado "La Biblia y el calefón", y cada uno de los artículos posteados en él, pretenden lo mismo.
El autor
Cambalache
La historia que les voy a describir, es real, probablemente pueda ser simpática para algunos y no tanto para otros, particularmente para los cristianos que seguramente la tildarán de patética, pero la vida transcurre a pesar nuestro.
Cambalache es un tango argentino que fue estrenado en el Teatro Maipo de la ciudad de Buenos Aires para fines de 1934 y a pedido de su autor, Enrique Santos Discépolo, lo cantó por primera vez, Sofía "La Negra" Bozán, una cantante de tangos famosa en aquellos tiempos. Seguramente no me equivoco, si afirmo que se trata del tango más conocido en Argentina y probablemente también en el mundo.
Para entender de que estamos hablando, debemos describir lo que era un cambalache en los tiempos que se creó este tango. Para los habitantes de Buenos Aires, era una tienda informal, donde se podía comprar, vender e intercambiar casi cualquier cosa.
Estas particulares tiendas eran simplemente un caos, se caracterizaban por el predominio del desorden y el ruido. Las objetos que se ofrecían, se encontraban absolutamente mezclados al azar, lo que hacía difícil encontrar lo que se buscaba. Los negocios que allí se hacían, solían no ser lo suficientemente transparentes.
Discépolo, el autor del tango, describe con oportunas metáforas las similitudes de estas tiendas con la vida diaria de aquella época, y de todas las épocas. “Siglo XX cambalache problemático y febril…” dice uno de los versos emblema del tango; el autor describe en forma poética lo que veía, no había valores, no había méritos, no existían la moral ni la ética. Hacer lo bueno y hacer lo malo, era lo mismo. Todo era lo mismo. "Da lo mismo ser un burro que un gran profesor..." asegura.
Cualquiera de nosotros podría afirmar en consonancia con Discépolo, que si el siglo XX ha sido un cambalache, el siglo XXI no se queda atrás, de hecho Salomón, a quien se le atribuye el libro de Eclesiastés, nos recuerda que algunas cosas efectivamente no cambian, cuando afirma en uno de sus versos: "nada hay nuevo debajo del sol"
Seguramente Salomón también se refiere, al igual que el tango, al comportamiento humano.
Lo cierto es, que en una de las estrofas del tango cambalache, Discépolo, menciona a la Biblia, y la coloca frente a un calefón, que como todos sabemos es un artefacto que se utiliza para calentar el agua para bañarse. En aquellos tiempos funcionaban a alcohol, o a kerosene. Ambos, dice el tango, Biblia y calefón, se encontraban uno frente a otro y precisamente en el baño.
Los versos del tango lo describen de esta manera:
"igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclado la vida,
y herida por un sable sin remache, ves llorar la Biblia junto a un calefón"
La historia tiene que ver con el funcionamiento de los servicios higiénicos, con los baños, para no andar con eufemismos. Probablemente algunos de los lectores, los más añosos, como es mi caso, saben perfectamente de lo que les hablo.
El tercer personaje, si pudiéramos llamarlo de esta manera, de la metáfora que alude a la Biblia, en este tango, diseñada por Disépolo, era “el sable sin remache”. De esta manera se le llamaba a un gancho donde se colgaba el papel sanitario, hoy llamado papel higiénico.
La historia que alude el tango, tiene entonces, relación directa con los baños, la higiene personal y la forma de realizarla.
Como el papel higiénico no estaba al alcance de todos, se utilizaba para estos menesteres cualquier tipo de papel de diario, de envoltorios, el que se utilizaba para envolver ciertas frutas, o en su defecto cualquier otro. Como podemos imaginarnos, eran muy estimados los papeles más suaves y sedosos, y el más preciado de ellos era el papel de Biblia, si tal cual lo estás leyendo.
Para aquel entonces ya existía en Argentina, la Sociedades Bíblicas, de origen protestante, donde una de sus misiones era difundir La Palabra, para lo cual regalaba ejemplares del libro. Imagino que para estos sinceros siervos les debe haber parecido un éxito rotundo la entrega de biblias, teniendo en cuenta que el pueblo era mayormente católico, y que de ninguna manera tenían alcance a las escrituras, de hecho, pasaban a retirar el tan preciado libro, cada vez que se ofrecían en las plazas, calles o en su sede central.
Lo cierto entonces, era que la gente le realizaba un agujero al libro, y la colocaba en el “gancho sin remache” que estaría sin duda ubicado cerca del inodoro. No creo que sea necesario más explicaciones.
Precisamente en el desorden y caos moral y ético de la vida diaria de aquellos tiempos, "hundidos en el pecado" lo denominaría algún viejo himno, Enrique Santos Discépolo se inspiró al escribir las estrofas de cambalache, y sin dudas, podríamos reescribir el mismo tango en el siglo que vivimos con la misma letra, y como ya hemos afirmado, sería también pertinente.
Les confieso que Cambalache es mi tango preferido, me parece una obra de arte, sabiduría popular en su máxima expresión.
Pero dejando de lado la estrofa que mencionamos anteriormente, nos encontramos con otro verso, otra expresión, que nos debería hacer pensar si realmente puede llegar a ser posible.
"Dale nomás...! Dale que va...! Que allá en el horno nos vamo´a encontrar...! "
La pregunta que me hago es:
Estamos haciendo algo los cristianos para corregir semejante desbarajuste? Que están haciendo las "iglesias cristianas" al respecto?
Pero...si ni siquiera las vemos escudriñar La Biblia, que pretendemos? Digo escudriñarla, porque no leerla y repetirla como loros, no es lo mismo.
Hoy, la Biblia en muchas iglesias "autodenominadas cristianas", e insisto en este término, es solo un fetiche que se mira y no se toca, un elemento más de los tantos que se ofrecen en los escaparates de algunos grandes cambalaches denominados alegremente "templos cristianos"
Muchos de los cristianos pertenecientes a estos cultos, hablan de la Biblia por boca de ganso, mencionan y repiten versículos sin entender lo que están leyendo, y para colmo ponen en mano de terceros su interpretación, en términos industriales, tercerizan la interpretación de la Palabra.
De estudiarla, de escudriñarla, de analizarla, de ponerla en práctica, tal cual lo propone la propia Biblia, nada, y los líderes de estos cultos? Mirando para otro lado.
No faltan los que colocan a La Biblia a la misma altura que cualquier otro libro escrito por hombres, que por más honestos y sinceros que sean no dejan de ser de hombres, parece ser que cualquier cosa da lo mismo, así lo haya dicho Gardel o Maradona...seres humanos como vos y yo.
No falta el que la ofrece a sus potenciales consumidores, como un elemento sagrado a quien ponerlo sobre un altar y adorarla, de abrirla y meditarla ni hablar.
Tampoco falta aquel que elije los versículos que lee o estudia, de acuerdo a su preferencia o a su pecado escondido, término de moda, que me hace acordar al médico cuando no tiene la menor idea de lo que nos pasa y dice: es un virus.
A todo esto, Y Cristo? … bien, gracias.
“La Biblia y el calefón” es también el título de uno de mis libros. Probablemente el sub título describa mejor lo que en él, pretendí manifestar. “Hacer discípulos y amontonar gente en los templos…no es lo mismo”
También me pareció oportuno nombrar de esta manera a mi blog, en el cual, a través del tiempo, les transmitiré de forma honesta y sincera, a todos los cristianos hispano parlantes, cada una de mis ocurrencias e inquietudes, incluiré particularmente escritos narrados en mis libros.
PD: No siempre seré políticamente correcto con mis apreciaciones, espero sepan entenderlo.
Tango Cambalache
Letra
Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseados.
Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.
Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que ha nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...
Julio Sosa